Love sucks.
Ni bien imaginamos que alguien es responsable por nuestra existencia...
y le atribuimos la intención de nuestra existencia, nuestra felicidad o miseria,
corrompimos nuestra inocencia de devenir
Nietzsche
Vivir la diferencia es una cuestión de grados, es -al decir de don bigote- atreverse a caminar en el desierto, a vivir una vida de peligro, a poner el cuerpo y los sentimientos en riesgo. Desertar, desistir. Vivir la diferencia es como caminar por una cuerda por encima del abismo -abgrund-. Al hacerlo negaremos las fuerzas reactivas que nos tiran hacia abajo. Ya no más juicio y castigo, ya no más la lógica de víctimas y victimarios.
Pero para andar por el desierto hace falta coraje, valor, porque vivir la diferencia es vivir en ninguna parte, es vivir por fuera de la humanidad, fuera de su moralidad, en independencia de ella, y su binarismo de clase, de género, por fuera de las instituciones, fuera del odi et amo. Es vivir contra la humanidad, sobre la hostilidad general porque quienes despertamos somos la pesadilla de quienes aun duermen.
Andar significa cuestionar nuestros valores y nuestros deseos constantemente. Dejar la angustia -el malestar de la cultura- en pos de las fuerzas vitales. Vivir sin estructura, sin inscripción en la trascendencia de la moral. Sin AmoR, mucho menos sin enamoramiento. Sin Amo-R.
Devenir hiperbórea, que viene a querer decir no necesitar ya del Estado, no necesitar ya de las instituciones (el AmoR y la pareja son instituciones vs. la amistad y la afinidad que son acuerdos contingentes y temporarios basados en fuerzas productivas y deseos positivos). El AmoR Romántico y la pareja crean jerarquías. ¿Acaso no era obvio? Ellos son los jerarcas que dictan quién sube primero al bote salvavidas y reparten las plazas de salvataje. Son los pontífices que crean una moral basada en lo individual y en una ficción del espíritu que justificará su accionar en forma de anillo: te elijo a vos de entre todas porque te lo mereces y te lo mereces porque te elijo a vos.
El AmoR y la pareja pondrán en riesgo lo comunal y lo comunitario en pos de su lógica binaria. Harán tambalear proyectos colectivos en pos de no separarse “de la media naranja”, del “compañero de verdad”.
El AmoR y la pareja, pero mucho más el enamoramiento es una semiótica literaria del Imperio necesaria para la proliferiación del aparato de captura que garantiza el ejército de reserva de la heternorma. Tienen sus códigos, sus textos, sus gestos aprendidos de sus literaturas. Narcotizan, ensimisman, engañan, ciegan, poseen. Demonios Emisarios de la Muerte en Vida: zombificación. Son ante todo una ficción texto-discursiva. Antonio de Nebrija sabía un poco de esto cuando armaba sus gramáticas: “el lenguaje ha sido siempre aliado del imperio”. Imperium, en latín poder.
El AmoR y mucho más el enamoramiento (cathexis) tiene sus sistema de signos y códigos, sus gestos y sus textos. Los repetimos sin pensar, creyendo que son nuestros. Creemos que hay alguien allí individual que elige algo cuando solo hay deseos colectivos que atentan o reproducen. Eso no nos hace más inocentes o menos responsables del establecimiento de una jerarquía frente a nuestras narices. Porque el fascismo no se impone desde fuera. El fascismo se desea desde dentro, desde nuestras estructuras psicológicas que nos hace alentarlo, pedirlo, y crearlo. El Führer solo puede ser exitoso unicamente si su programa se parece a las estructuras promedio del individuo promedio. Y lo contrario también cabe afirmarse: ninguna idea será completamente popular si en nada o muy poco se parece a lo que el individuo promedio tiene en su estructura.
A esta lógica le oponemos “A” al cubo: afinidad, amistad, afecto/afectación- tres modos de la alegría, tres modos de la anarquía, tres modos de las pasiones no trágicas no tristes. Dejamos de creer en los órdenes externos y sus signos que nos inscriben en posiciones fijas y en un sistema de jerarquías. Andamos en manada.
Atreverse a querer si enamorarse, atreverse a querer sin AmaR romanticamente, eso es la afinidad libertaria, libre hasta la libertad absoluta, desatada, hasta la locura. Pero no será una tormenta que destroce nuestros poblados. Por el contrario, es el deseo proliferante como fuerza productiva. No genera necesidades, otorga libertades, inquietudes, incrementa riquezas, multiplicidades, destrezas. Es un fluido, un proceso, una línea de fuga, un devenir. ¿Quién se atreve a preguntarse “quién desea mi deseo”?
AmoR el deseo del Estado.
Pirsig acierta cuando afirma que demoler una fábrica o levantarse contra un gobierno es atacar los efectos más que sus causas (metalepsis, diría Judith Butler). El verdadero sistema es la presente construcción del pensamiento, la racionalidad misma, por ejemplo la racionalidad del AmoR romántico. Por eso, si la fábrica es demolida pero la racionalidad que la sustenta se mantiene, entonces esa racionalidad producirá otra fábrica nueva. Si una revolución destruye un gobierno pero el patrón sistemático de pensamiento que produjo a ese gobierno permanece intacto, entonces se repetirán los patrones. (Zen and the Art of Motorcycle Maintenance). Por eso se torna menester sustituir la noción de deseo como pérdida, o falta o carencia o ausencia por un deseo activo, que fluya. Un deseo que produzca deseos, un deseo que produzca energías, no que las consuma. El deseo deseando el deseo. Un deseo que nos lleve en línea hacia donde queremos ir en manada.
Este deseo es un deseo anarquista: activo y no regimentado o jerarquizado por la familia, la iglesia, la escuela, el trabajo pero tampoco por las instituciones del AmoR romántico, es decir, la pareja, la heternorma (que encarna en todo cuerpo disciplinado, incluso en gays, lesbianas y trans: única salida: la degenerización a partir del género).
Axioma: partimos del género, de nuestros cuerpos sexuados y biopoliticamente asignados, desde allí a su deconstrucción, tendremos que deconstruir cosas distintas mediante distintas prácticas y asimetrías puesto que hemos sido binariamente creadas.
Deseo nómade, se inserta como plugs anales en otros deseos pero nunca es dependiente de otro deseo. En cambio, se conecta con las líneas de intensidades de otros deseos deseantes pero no se clava fijo allí. Jamás dice “esto es mío”, o “sin vos no puedo”. No pertenece a una nación, un partido. Siempre en movimiento, aunque parezca quieto. Nunca es ciudadano, nunca se territorializa. Cada día se vuelve a crear. Y al crearse a si mismo crea el mundo. Crea conexiones con lxs otrxs, en campos de intensidad y afecto. Estamos interconectadas.
Bye bye romantic love ...porque como anarquistas no nos dejamos llevar por un Arquetipo macro referente llamado AmoR con capital mayúscula. Rizomamos: crear relaciones horizontales. Basta de jerarquías! Basta de definiciones que marquen cual mojones nuestros fluidos! Que nuestras acciones hablen mucho más que nuestras palabras! El acto más amenazante del Estado es el acto de vivir sin el marco de una jerarquía, el acto de resistir ser codificada dentro de la semiótica del AmoR romático, el acto de resistir toda asimilación al sistema para poder desear y querer libertariamente en jauría a nuestras afines.
Atacamos. Banzai.
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