El hecho de que una sola cosa o persona merezca nuestro amor es una forma de barbarie,
pues excluye a todos los demás.
Nietzsche
¿Acaso no es la escritura una actividad inútil, un juego con su fin en si mismo -autotelos- que no se subordina a ningún proyecto, que permite desnudarse y pone en juego la integridad del ser, admitiendo incertidumbres, hasta el extremo del silencio, la risa, el llanto? Este otro tipo de escritura es poética y hace posible la comunicación íntima para romper el aislamiento cotidiano de los seres, para ponernos en comunicación entre nosotras: Yo en Buenos Aires, Vos donde sea que estés. Pero este agenciamiento -pandilla/manada- se trata de muchas más que dos.
La escritura puede ser un movimiento irreductible, un movimiento mediante el cual alguien dice “no obedezco más” y arroja a la cara de un poder que estima injusto el riesgo de su vida como era conocida hasta ese momento, de su inteligibilidad social, porque prefiere -y desea- el riesgo de la muerte a la certeza de tener que obedecer.
Amo AmoR, no te obedezco más: tu pretendida evidencia natural puede ser criticada y destruida; o acaso no es innegable que algunos temas han sido construidos durante cierto momento de la historia. Por ello, algunas personas que afectadas mutuamente pueden salirse del circuito de la semiótica amatoria romántica devienen algo más, se tornan afines: mucho más libres de lo que se siente, de lo se acepta como evidencia.
Arremetemos viajeras -entonces- contra la idea de necesidades universales en la existencia humana, contra la noción de humanidad
¿Qué es lo humano?
¿Quiénes sus monstruos que entregan las credenciales
en la puerta del nacimiento, y dicen “mujer”?
para mostrar la arbitrariedad de las instituciones y la violencia de los instituidos y para poder concebir cuál es el espacio de libertad del que todavía podemos disfrutar, y qué cambios todavía podemos realizar.
Viajamos y migramos a lo desconocido, mutamos, a la incertidumbre para comprobar especialemnte que aquello que creíamos único e irrepetible es solo una ficción que también a se nos aplica. Ni únicas ni irrepetibles, el chispazo que puede hacer encender la mecha del deseo por otro cuerpo, se puede encontrar en muchos cuerpos y muchos lugares, incluso los menos pensados, a las afines y las compañeras de ruta.
Este encuentro entre amigas se trata de un viaje que destruye y construye -deconstruye- los afectos y los modos de afectación hasta ahora conocidos como “AmoR” y “Enamoramiento” para devenir más sinceras, más profundas, más fuertes. Para vivir hoy como desearíamos vivir mañana el mundo nuevo que habita en nuestros corazones.
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